Las trufas de la Escuela Agropecuaria fueron las protagonistas de un productivo encuentro interdisciplinario
En Argentina, varios establecimientos agropecuarios han comenzado a volcarse hacia la producción de trufas negras, sobre todo en la región patagónica. ¿El motivo? una demanda a nivel mundial que muestra una tendencia creciente en la gastronomía gourmet en Europa.
Una diversidad de emprendimientos productivos privados son los que están logrando poner a la Argentina en el mapa mundial de la especialidad trufera, pero los orígenes de esta peculiar actividad en el país hay que buscarlos en la esfera educativa y con gran orgullo en nuestra ciudad.
En la Escuela Agropecuaria de Coronel Suárez (IG: @agropecuarian1) se puede hallar lo que la gastronomía a bautizado como “diamante negro”. Allí, en uno de los rincones de su extenso predio, se hospeda la que es considerada la única trufera en el mundo que se encuentra en el ámbito educativo.
El pasado 31 de agosto, la escuela abrió sus tranqueras con el objetivo de llevar adelante un encuentro interdisciplinario que promueve el intercambio de conocimientos, experiencias e ideas entre instituciones, profesionales y estudiantes de nuestra ciudad y la región.
No importó que fuese un día sábado, Mercedes Alonso, María José Camiña y Marinel Bravo fueron las docentes anfitrionas en la institución de enseñanza agropecuaria de nuestra ciudad, producto de una iniciativa del profesor Sebastián Andes, egresado y actual docente de la escuela, responsable de coordinar dicho encuentro interdisciplinario.
En horas del mediodía, Mercedes, María José y Marinel recibieron a un importantísimo número de personas con el interés en conocer la producción de trufas desde diversas áreas de estudio como el educativo (enseñanza agropecuaria) y áreas científicas tecnológicas como biología de los hongos, agroecología, agroalimentos, medio ambiente y turismo rural.
El día de campo se inició entre mates a través de una formal bienvenida a la escuela y la presentación general del programa de actividades. Luego, las docentes referentes institucionales de la trufera, expusieron sobre el origen, la evolución y la actualidad del proyecto de trufas en la escuela.
Previo a la caminata por el campo y a modo de introducción de la observación del cultivo, se realizó una práctica de observación de material biológico con ayuda de instrumental de laboratorio (esporas, trufas, raíces y muestras de suelo).
Seguidamente se realizó una caminata por el campo hasta llegar a la trufera de la escuela. Durante la caminata grupal se aprovechó a dar a conocer el predio institucional señalando espacios como las residencias estudiantiles y los entornos formativos que se encuentran en el predio como huerta, vivero, sala de faena, taller rural, entre otros.
En la trufera se dialogó sobre las características de la plantación y sobre las trufas en sí, con aportes de los profesionales de las diferentes áreas de estudio.
Posteriormente, el grupo participante se dirigió a la sala de agroalimentos donde se llevó adelante una demostración práctica que permitió dar a conocer uno de los tantos usos que poseen las trufas, la gastronomía gourmet.
Para dicha práctica se promovieron consejos sobre la manipulación de alimentos en la cocina para celíacos y la importancia de la gestión de residuos, entre otros aspectos que hacen a la tarea gastronómica.
Como materia prima en las preparaciones, se utilizó uno de los productos elaborados por estudiantes de la escuela, una exquisita manteca trufada.
También se invitó a los presentes a degustar panes caseros, miel trufada con quesos, omelette trufado y broquetas de pan casero con huevos trufados.
Esta última dinámica desarrollada en la sala de agroalimentos de la escuela, les permitió a los participantes despertar sus sentidos, sentir el aroma de la cocina de la trufa, degustar diferentes preparaciones y sobre todo, observar y dialogar sobre los diferentes usos y la practicidad del innovador ingrediente de la gastronomía gourmet y en especial para el paladar de los argentinos.
La jornada finalizó compartiendo un almuerzo campestre lo que estimuló aún más la camaradería y el intercambio entre los asistentes.
Es de gran importancia no olvidar que nos encontramos haciendo referencia a una actividad que ocurre en su totalidad en una institución educativa pública de nuestra ciudad, es decir, en una escuela secundaria pública con orientación agropecuaria. No se trata de una estancia, no es una empresa o un emprendimiento privado. Aquí, a pasos del centro de la ciudad, una comunidad de docentes y alumnos trabajan día a día por el crecimiento de un maravilloso proyecto donde la trufa es protagonista.
Por diferentes testimonios recolectados durante la jornada se puede saber que la primera parte del ensayo escolar consistió en estudiar qué variedades de árboles se adaptan mejor al lugar, y para eso se implantaron robles, encinas, quercus, alcornoques y avellanos. Estos últimos no resultaron adecuados y la escuela quedó con un universo de 180 árboles implantados.
La esencia del proyecto es y será educativa, es decir, la formación de jóvenes estudiantes, futuros técnicos agropecuarios, y por esto es considerada la primera trufera argentina en un establecimiento educativo público.
Por cuestiones de la “dinámica del sistema educativo”, lamentablemente por un tiempo el proyecto quedó “abandonado”, incluso se llegó a pensar que el proyecto se había perdido. Sin embargo, gracias a un equipo de docentes comprometidos y la participación de los jóvenes estudiantes, se pudo reflotar el proyecto. Así se decidió llevar adelante nuevamente estudios vinculados a la agroecología, donde los docentes descubrieron que aún había presencia del inóculo de la trufa en las raíces de los árboles y así se retomó el ensayo.
Hace ya unos años que la escuela está logrando una destacada cosecha. El primer año la escuela obtuvo 20 gramos, después 100, hasta que un día el proyecto le regaló a la escuela la cosecha de una trufa de 500 gramos. ¡Imaginen las emociones que surgieron de los alumnos y docentes referentes del proyecto frente a los extraordinarios hallazgos! Durante la última semana, previo al evento, también lograron cosechar trufas frescas, marcando así la finalización de la presente temporada.
Las trufas obtenidas por los alumnos resultan recursos didácticos en distintas materias tanto del turno mañana como del turno tarde. De esta manera los alumnos conocen y aprenden en forma completa el ciclo del producto, desde la producción hasta el agregado de valor. Al día de hoy se continúa con la elaboración de alimentos, como la “manteca trufada” que se utilizó en el evento del día sábado.
La Escuela Agropecuaria de nuestra ciudad como institución educativa pública necesita de un mayor acompañamiento, requiere de herramientas para mover los suelos, cinceles, surcadores, recursos que permitan fortalecer la sala de agro-alimentos y fondos económicos que ayuden a la evolución tanto de la trufera como de los demás entornos formativos que colaboran en el valor agregado de las diferentes producciones. También hacen falta los perros, la herramienta principal para cosechar la trufa, pero como sabemos resultan muy costosos, por esta razón es que se necesita de la colaboración y acompañamiento de terceros.
Todo el trabajo que se realiza se puede decir que es de manera “artesanal” sin dejar de lado la esencia educativa. Por esto, quienes se encuentren interesados en colaborar y así aportar al fortalecimiento de la institución, acercarse a la Escuela Agropecuaria (Av. del Molino y Ruta 85 de Cnel. Suárez) en su respectivo horario escolar (Lunes a Viernes de 7 a 17:30 Hs) o comunicarse directamente con la Sra. Prof. Mercedes Alonso responsable del área al celular whatsapp (2926) 45 20 70.
Sin dudas, la propuesta interdisciplinaria promovió conocimientos, contactos y experiencias, resultando una exitosa jornada de encuentro e intercambio, generando renovadas ideas, como la posibilidad de pensar en un nuevo corredor turístico, en la proyección de productos alimenticios de calidad gourmet para la comunidad y región, como la iniciativa de que dicha jornada se replique a través de los años.
Desde el equipo docente organizador se hace llegar por este medio un sentido agradecimiento a todas las personas que respondieron activamente a la propuesta, a quienes colaboraron con la rifa que permitió solventar los gastos de las trufas y alimentos elaborados, y también un especial agradecimiento al personal institucional que colaboró en el presente evento.
En Coronel Suárez, la institución de enseñanza agropecuaria que está pronto a festejar su 50º aniversario, sin dudas crece y se proyecta gracias a su más preciado valor agregado, una comunidad de docentes, estudiantes y familias que trabajan día a día en la mejora educativa constante, sin perder su característico lema de enseñar para la vida.